Guanajuato es una entidad rebosante en historia. Más allá de los relatos de heroísmo y valor de los días de lucha por la libertad y soberanía, durante la época prehispánica, varias civilizaciones han habitado esta tierra dejando con ellas una cantidad impresionante de relatos por contar.
Situado en la frontera entre Mesoamérica y la zona que los españoles denominaron la Gran Chichimeca, el Estado alberga un tesoro representado por esas memorias, evidencia de la presencia de aquellas sociedades nómadas de cazadores-recolectores conocidos como los Chichimecas. Además de esta civilización, otras culturas agrícolas coexistieron en el actual territorio guanajuatense, cada una dejando su propia huella en la región.
El río Lerma desempeñó un papel significativo como frontera, ya que, al sur de este río, la lluvia era suficiente para el desarrollo de la agricultura, lo que permitió a las sociedades sedentarias prosperar. Por el contrario, al norte del río, la lluvia era escasa, lo que llevó a las poblaciones sedentarias a desarrollar sistemas ingeniosos para conservar el agua de lluvia y sustentar la agricultura.
Guanajuato y la Gran Chichimeca siempre estuvieron amenazados por la sequía y tuvieron que adaptarse a una vida nómada durante los días áridos y a una vida sedentaria asociada a una agricultura en constante riesgo durante las buenas temporadas.
Un ejemplo es la zona arqueológica de Chupícuaro, ubicada en el centro-norte de Mesoamérica, en las lomas cercanas al río Lerma, se trató de una civilización que ejerció una influencia importante en la región. Aunque gran parte de este sitio está cubierto por la Presa de Solís, se han identificado miles de sitios, monumentos y zonas arqueológicas que son el legado, herencia que nuestros antepasados han dejado y con el que nos cuentan cómo era la vida en aquellos días.
En Guanajuato, se encuentran varias zonas arqueológicas que alimentan la rica historia prehispánica de la región y que, sin duda, vale la pena visitar.
Arroyo Seco: Tesoro de Arte Rupestre
La zona arqueológica de Arroyo Seco es una llanura con dos elevaciones naturales. Esta región del Estado alberga una importante riqueza en arte rupestre que muestra, en cada imagen, el estilo de vida y la cosmovisión de las antiguas sociedades cazadoras-recolectoras. ¡Déjate llevar por la hechizante belleza del arte rupestre!
El Cóporo: Un Vínculo con la Historia Prehispánica
Situado en las estribaciones de la sierra de Santa Bárbara, El Cóporo fue habitado entre los años 500 y 900 d.C. Este asentamiento revela una afinidad con regiones cercanas y vínculos con sitios prehispánicos en Zacatecas, Jalisco y el Bajío guanajuatense. Visitar este sitio ancestral implica explorar su arquitectura y objetos antiguos que te invitan a comprender su importancia histórica.
Cañada de la Virgen: El Observatorio Cósmico
Ubicada en San Miguel de Allende, esta zona arqueológica fue un asentamiento prehispánico que utilizó sus monumentos para observaciones astronómicas; la traza urbana refleja ciclos cósmicos, así como la vida de agricultores, recolectores y cazadores. Su posición estratégica y su importancia ritual hacen de este sitio un lugar misterioso e intrigante.
Plazuelas: La Unión con la Naturaleza
Plazuelas se encuentra al sur de la sierra de Pénjamo y se destaca por su arquitectura cuidadosamente integrada al entorno. Ocupado entre 450 y 900 d.C., este sitio es un ejemplo de cómo las antiguas civilizaciones se relacionaban y convivían con la naturaleza. ¡Contempla su belleza y conoce la historia local!
Peralta: Riqueza Histórica
Peralta, uno de los sitios arqueológicos más grandes de Guanajuato, vivió su apogeo entre los años 300 y 900 d.C. Es considerado como uno de los centros cívicos ceremoniales más importantes de la región. ¡Explora la grandeza de su arquitectura!
Además de estas magníficas zonas arqueológicas, los visitantes pueden tener la oportunidad de adentrarse en la cultura prehispánica a través de experiencias únicas. En la Casa del Venado Azul, en Mineral de Pozos, por ejemplo, los visitantes pueden sumergirse en la esencia prehispánica, a través de actividades como temazcales, músico-aromaterapia y talleres de elaboración de instrumentos prehispánicos.
Además, los pueblos otomíes en la región siguen preservando las tradiciones, como la elaboración de tortillas ceremoniales, que se sirven en festividades y como ofrendas, demostrando así el respeto y gratitud por la cultura ancestral.
Guanajuato, con su riqueza prehispánica y su fusión de culturas, es un tesoro de la historia de México que sigue vivo en sus paisajes, sus tradiciones y su patrimonio arqueológico. ¡Anímate a conocer más sobre estas sociedades antiguas.
¡Disfruta Guanajuato y más!