Pénjamo, Gto.- La zona arqueológica de Plazuelas, es el primer sitio prehispánico del estado de Guanajuato restaurado y habilitado para recibir visitantes.
Plazuelas se ubica en el municipio de Pénjamo, específicamente en la comunidad de San Juan el Alto Plazuelas. Los vestigios se distribuyen a lo largo de 34 hectáreas, en las estribaciones sureñas de la Sierra de Pénjamo. Después de nueve años de trabajos de estudio, investigación y consolidación, la zona arqueológica fue abierta el 10 de marzo de 2006.
Este es uno de los asentamientos más complejos de la región y que sobresale por su armónica integración al paisaje, ya que fue edificado cuidadosamente para no romper el orden de su entorno. Su ocupación se dio entre los años 600 y 900 d.C., período en el que el territorio del actual estado de Guanajuato alcanzó su mayor densidad de población.
Los vestigios abiertos al público comprenden cinco edificios de lo que debió ser la parte central de una ciudad emplazada entre las laderas que separan dos barrancas: la de los Cüijes, al oeste y la del Agua Nacida, al este, en donde surge un manantial del mismo nombre. Las distintas edificaciones se comunican entre sí a través de largas calzadas y veredas que suben y bajan entre los cerros.
En la ladera central, la más explorada de Plazuelas, sobresalen dos complejos edificios que resaltan la importancia del sitio: una cancha para el juego de pelota y un conjunto de plazas y basamentos piramidales al que se ha nombrado Casas Tapadas.
De las tres laderas, es ésta la que requirió el mayor esfuerzo constructivo para corregir las irregularidades del terreno y lograr una gran explanada que, durante su apogeo, debió reunir a un gran número de visitantes.
Por el sur, dos grandes terrazas escalonadas acortan el fuerte desnivel del terreno y por el este, un juego de ligeras terrazas ayuda a nivelar la explanada, mientras que por el oeste, sobre la barranca de los Güijes, se tuvo que construir un muro de 30 metros de altura.
Los basamentos norte, este y sur del edificio Casas Tapadas están unidos por un largo muro banqueta que marca un pequeño palacio, el basamento central y un altar. Este muro banqueta, en el que se debieron sentar los visitantes a observar las ceremonias, recuerda el largo muro que encierra el espacio de los principales templos en Teotihuacán, Tenochtitlán y Tlatelolco, con lo que se crea un recinto sagrado.
A las Casas Tapadas se accede por diversas escalinatas en los cuatro rumbos. Al parecer, las de los lados norte, este y sur eran parte de la vialidad interna del edificio, mientras que la del oeste debió ser el acceso principal para los visitantes foráneos, ya que se llega a ella por una larga calzada de 500 metros de longitud.
Durante los procesos de investigación, entre el escombro de este edificio se descubrieron numerosas piedras talladas que debieron formar parte de las estructuras arquitectónicas colocadas a manera de remate. Estas tallas presentan la forma de dos rayos encontrados sobre puestos a un atado de cañas, elementos que tienen relación con el dios de la lluvia y del trueno.
La complejidad y belleza arquitectónica del edificio Casas Tapadas contrasta con la severidad de la cancha del juego de pelota. En su momento de esplendor ostentó como marcadores dos magníficas esculturas serpentinas asociadas a la fertilidad, las cuales actualmente son parte de la exhibición del museo de sitio.
Otra particularidad de Plazuelas son los miles de petrograbados encontrados en las orillas de las barrancas, sobre afloramientos rocosos de toba riolítica. Estos elementos líticos otorgan al sitio una capa adicional de complejidad, pues los grabados se aprecian plenamente sólo a ciertas horas del día.
Uno de los grabados más llamativos es el que pareciera ser una maqueta de Casas Tapados, el cual sirvió de guía para orientar las excavaciones durante el proceso de restauración.
A pesar de los avances en su exploración, Plazuelas sigue siendo un lugar de grandes incógnitas. El diseño y ornamentación de sus edificios evoca una y otra vez el antiguo culto a los dioses que personificaban los elementos, al tiempo que ciertos elementos arquitectónicos evidencian la complejidad del pensamiento de los diversos pueblos mesoamericanos.
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